Tus libras de más tienen sus días contados

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14 de febrero de 2012

Cuida tu corazón

El corazón que nos hace sentir las emociones más lindas y que en San Valentín tomamos como símbolo del amor, es un órgano vital que nos mantiene vivos gracias a su función de bombear sangre a través de los vasos sanguíneos de nuestro organismo.

Existen afecciones, enfermedades y condiciones que lo afectan como es el colesterol; aunque la palabra colesterol esta llena de connotaciones negativas asociadas a una mala alimentación, problemas cardiovasculares y obesidad, en realidad es un elemento necesario para el organismo. Averigua qué es, cómo funciona y cuándo es perjudicial.

El colesterol es un lípido (grasa) que participa en muchos procesos fisiológicos importantes como el celular, el digestivo y en la sintetización de hormonas, entre otras de sus funciones. Nuestro hígado produce el colesterol necesario para el organismo. Sin embargo, a través de la alimentación, podemos recibir una cantidad adicional de esta sustancia que, en muchas ocasiones, es perjudicial para nuestra salud, en especial para el corazón.

La causa de que el colesterol aumente en nuestra sangre la encontramos en el mayor consumo de grasas saturadas en la dieta, pues constituyen la base para la formación del colesterol en el hígado.

“bueno y malo”. El colesterol llega a las células a través de un transporte que circula por el riego sanguíneo. Para ello, existen dos lipoproteínas, la LDL, de baja densidad, asociada al colesterol “malo”, y la HDL, o de alta densidad, que se identifica con el colesterol “bueno”. Con esta diferenciación, los médicos alertan a sus pacientes de los riesgos que comporta una alimentación poco equilibrada y rica en grasas. El problema del colesterol “malo” o LDL es que, en exceso, se acumula en las arterias y dificulta el tránsito de oxígeno a través de la sangre, lo que afecta el trabajo del corazón y del cerebro. La acumulación de estas grasas en los vasos sanguíneos se denomina arteriosclerosis. A parte de los riesgos de infarto, existen otras patologías cardiovasculares graves ligadas al exceso de éste. Otra de las causas que propician el sufrimiento de un accidente vascular o de arteriosclerosis es el estrés. La personalidad también propicia la aparición del colesterol. Esto significa que hay personas que, por su carácter están predispuestos a padecer los problemas que conllevan la hipercolesterolemia.

Otros factores de riesgo serían el tabaquismo, la hipertensión, el sedentarismo, una dieta rica en alimentos grasos, ser hombre mayor de 45 años, circunferencia en la cintura mayor de 100 centímetros en los hombres y mayor de 80 centímetros en las mujeres, así como una alteración de la glucemia en ayunas (glucosa en sangre mayor de 110mg/dl) y la hipertrigliceridemia (triglicéridos en sangre mayor a 200).

Por su parte, el colesterol “bueno”, o HDL, no sólo es necesario para el organismo, sino que es recomendable aumentar sus cantidades en sangre cuando existe riesgo de arteriosclerosis, porque ayuda a eliminar el colesterol “malo” que se acumula en las paredes de las arterias. Varios estudios han demostrado que en casos de hipercolesterolemia una pérdida del peso corporal de entre el 5 y 10% mejora los niveles de lípidos en la sangre, reduce los triglicéridos y el colesterol “malo” LDL y aumenta el colesterol “bueno”.

En condiciones normales y en las proporciones adecuadas el colesterol actúa favorablemente sobre el organismo. Si tenemos un equilibrio adecuado entre el colesterol “bueno” y “malo”, tendremos menos riesgo de sufrir arteriosclerosis.

Consejos para bajar y/o evitar el colesterol malo:
-         Procura cocinar con poco aceite y de ser posible con aceite de oliva.
-         Evita los aceites de coco y palma, presentes con frecuencia en productos de pastelería y platos precocidos.
-         Mantén una alimentación variada, con abundancia de frutas, verduras frescas y cereales.
-         Intenta reducir el sobrepeso con una dieta baja en calorías.
-         Utiliza la sal con moderación, ya que puede favorecer la hipertensión y ésta, a su vez, aumentar los niveles de colesterol.
-         Evita el tabaco.
-         Evita el consumo de alcohol.
-         Intenta realizar ejercicio físico de manera regular.
-         Disminuye el consumo de carnes rojas y huevos (máximo 2-3 veces semanales), así como la leche entera y derivados (helados, nata fresca, crema de leche, quesos grasos, yogures enteros). Come preferiblemente carnes de ave o carnes blancas: pollo, conejo, etc.
-         Consume más pescado blanco y en especial pescado azul: sardinas, atún, salmón, trucha. Evita comer mariscos en exceso. No abuses del atún ni sardinas en lata, así como de alimentasen conserva y ahumados.