Tus libras de más tienen sus días contados

Tus libras de más tienen sus días contados

31 de agosto de 2011

La perseverancia: la importancia de seguir en el camino

La perseverancia es la actitud de ser firme en alcanzar tus objetivos; esta actitud es vital cuando te propones algo tan importante como es alcanzar tu peso salud. Además de ser optimista, tomando la determinación de adelgazar adoptando una dieta basada en hábitos alimenticios saludables, debes ser perseverante en el camino que has iniciado.

Ser perseverante es mantenerte continuamente enfocado en el objetivo; inicias con gran ilusión pero si pierdes de vista tu meta, corres el riesgo de abandonar  ante el menor tropiezo o dificultad que encuentres en el camino.

La perseverancia te aporta la fortaleza necesaria para no dejarte llevar por lo que es fácil y cómodo como son los métodos milagrosos que te “prometen” resultados rápidos, pero que no necesariamente son permanentes y saludables para ti.

Para alcanzar cualquier objetivo que te propongas, debes contar con las herramientas para lograrlo: apoyo emocional, conocimientos, confianza en ti mismo y compromiso para seguir el plan dietético personalizado recomendado por los especialistas.


Se perseverante y llegarás a tu meta
Puedes lograr la perseverancia si:

Eres constante y enfrentas los obstáculos.

Te mantienes firmes y te levantas ante las caídas.
Enfrentas los retos sin miedo y comprometido a seguir y alcanzar tu meta.
Eres consciente de tus fortalezas y debilidades.
Te esfuerzas en alcanzar tus objetivos: toda recompensa requiere de un esfuerzo.
Enfrentas el problema y buscas soluciones.
Disfrutas y celebras las pequeñas victorias en el camino hacia tu meta.

¡Sé perseverante en el camino: alcanzarás tu meta y te mantendrás en tu peso salud!

¿Cómo se produce el sobrepeso?


Entre los factores responsables del sobrepeso se encuentra la ingesta de alimentos por encima de lo que necesitamos y el progresivo pero constante incremento de peso; que igualmente puede producirse por una alimentación deficiente, carente de nutrientes y provista de grasas saturadas y azúcares.

Nos enfrentamos a una mala alimentación y no necesariamente porque comemos mucho, sino por la calidad de los alimentos que ingerimos: la vida va rápido y por eso no tomamos el desayuno o tan solo un café o algo azucarado, almorzamos “algo rápido” que nos quita el hambre por el momento y luego la cena nos atiborramos de cualquier cosa que encontremos en la nevera.

Además de la alimentación deficiente o excesiva, existen otros factores que pueden producir el sobrepeso:

Factores genéticos: estos factores inciden, de forma frecuente, en los hijos de progenitores con sobrepeso como consecuencia de determinadas alteraciones metabólicas que pueden ser hereditarias.

Factores endocrinos: éstos producen un aumento en los depósitos de grasa y provocan un incremento del apetito. También el déficit de las hormonas tiroideas que activan el metabolismo de las grasas, pueden producir sobrepeso.

Factores fisiológicos: pueden inducir sobrepeso situaciones fisiológicas como la pubertad, el embarazo, la lactancia, la menopausia o la edad.

Factores psicológicos: las alteraciones emocionales pueden influir en el desarrollo del sobrepeso. Los problemas familiares, económicos, inquietudes sociales y las insatisfacciones laborales pueden ocasionar un consumo excesivo de alimentos, produciendo aumento de peso y el deterioro del estado psíquico.

Sedentarismo: la disminución de la actividad física reduce el gasto energético y coadyuva al incremento de peso cuando, además, se consumen en mayor medida de lo necesario, diversos alimentos, sobretodo los de elevado contenido de calorías, grasas y azúcares.

Factores dietéticos: las dietas no adecuadas o desequilibradas son una de las principales causas del sobrepeso. Las situaciones que originan una alimentación inadecuada son muy variadas: laborales, familiares, sociales, educacionales (falta de conocimientos básicos nutricionales).

Los factores asociados al sobrepeso son variados y afectan de manera distinta, por lo que es imprescindible personalizar cada dieta y adaptar a las condiciones y circunstancias de cada persona.

Elementos constitutivos de la alimentación

Tener una alimentación saludable es importante para lograr y mantener la salud.  Para alimentarnos adecuadamente, debemos ingerir ciertos elementos como son las proteínas, grasas, hidratos de carbono, minerales, agua, fibra y vitaminas.

Proteínas: sustancias constituidas por la unión de numerosos aminoácidos y que son esenciales en la estructura y el funcionamiento de los seres vivos. La naturaleza y características de cada proteína dependen de la calidad, número y modo de unirse los aminoácidos que la integran.

Las proteínas son esenciales para el crecimiento y mantenimiento del organismo. Deben formar parte de la dieta en un 15%.

Las proteínas animales se encuentran en: carnes, aves, embutidos, huevos y leche, entre otros. Las proteínas vegetales en: cereales, legumbres, frutos secos y levaduras, principalmente.


Grasas o lípidos: forman parte de las estructuras celulares con base para la síntesis de diversas hormonas y también son necesarias para la absorción de las vitaminas liposolubles.  En los seres vivos cumplen una importante función de nutrientes de reserva, ricos en energía.

 La dieta debe contener entre un 30-35% de grasa, debe controlarse la ingesta de grasas animales ya que puede conducir a problemas de obesidad. 

Se pueden encontrar en las carnes, aceite, la mantequilla, aceitunas, chocolate, cacao, huevos, aguacate, frutos secos y quesos grasos.

Hidratos de carbono o glúcidos: son la principal fuente energética. Estos se pueden conseguir en el azúcar, miel, legumbres, harinas, frutos secos y pastas. Debe formar parte en un 60-65% del total calórico de una dieta.


Minerales: una dieta correcta debe constar de minerales esenciales como son: calcio, fósforo, cloro, hierro, magnesio, potasio, sodio, yodo, manganeso, zinc, molibdeno y cobre.

El cloro y el sodio mantienen el equilibrio del líquido en el organismo. El calcio combate el raquitismo, descalcificación y fragilidad ósea. El hierro ayuda a evitar la anemia; el magnesio contra los dolores musculares, calambres y alteraciones del sistema nervioso óseo. El fósforo contra problemas nerviosos y debilidad muscular.

El calcio se encuentra en la leche y sus derivados y en algunas frutas y verduras. El fósforo está presente en el pescado, carne, cereales y frutos secos. El magnesio abunda especialmente en los cereales, mariscos, verduras y cacao. El yodo se encuentra en la sal marina, algas, cebolla, nabo, huevos y en el agua potable. La sal de cocina es la fuente principal de cloro y sodio.




Agua: es imprescindible para la vida y es el mayor componente del cuerpo humano.  Las verduras contienen un 90% de agua, la leche un 87%, las frutas un 85% y los huevos un 75%. La ingesta diaria de agua debe ser un litro y medio a dos  litros. 






Fibra: es un elemento de origen vegetal no digerible por las enzimas digestivas humanas. La fibra debe ser introducida en la dieta desde la infancia y ser aumentada su ingesta en casos de estreñimiento, diabetes, enfermedades cardiovasculares y obesidad.
Contienen fibras, los cereales en general, las frutas y verduras.

Vitaminas: son sustancias de origen animal y vegetal, imprescindibles para el crecimiento y conservación de la salud del organismo. La carencia, escasez o el exceso de vitaminas es perjudicial para la salud por lo que debe ingerirse en cantidades adecuadas.
Las vitaminas más importantes son:
Vitamina A: ayuda en la visión, protege la piel. Está presente en la zanahoria, aceite de hígado de bacalao, yema de huevo, la leche y sus derivados.
Vitamina B: es una familia de vitaminas como B1, B2, B6 y B12, formando todas ellas el llamado “complejo B”. Se encuentran en la leche, queso, huevos, verduras, hígado y en la levadura.
Vitamina C: su carencia produce el escorbuto que provoca hemorragias, sobre todo en las encías y dolores óseos. Son fuentes de vitamina C las frutas, en especial la naranja y el limón, así como también los vegetales.
Vitamina D: ayuda a la absorción del calcio en los huesos, su deficiencia puede provocar trastornos en el desarrollo óseo. El aceite de hígado de bacalao, huevo, mantequilla y el queso son fuentes de esta vitamina.
Vitamina K: interviene en la coagulación. Se encuentra en frutas, verduras, huevos, hígado y leche.
Vitamina PP: se encuentra principalmente en el hígado y en la carne. Su carencia puede producir problemas en la piel, mucosas y el sistema nervioso.






Complementos y Suplementos

Para alcanzar y mantener tu peso salud, además de las dietas personalizadas, seguimiento y apoyo emocional, complementamos tu plan nutricional con productos Naturhouse ideados para ofrecerte resultados según tus necesidades.

DRENANAT PLUS, 14 viales
Drenanat Plus  es un complemento alimenticio que contribuye a eliminar el exceso de líquidos del organismo y a reducir volumen, ayudando a conseguir una figura más esbelta y modelada.

A base de extractos como la zarzaparrilla y concentrado de saúco, es un excelente drenante que ayuda a combatir la retención de líquidos.

Receta Naturhouse

BERENJENAS RELLENAS


















4 berenjenas
Media cebolla finamente picada
½ taza de puré de tomate
2 pechugas de pollo
40grs de queso descremado rallado
1 cda de aceite de oliva
Sal marina
Pimienta


Preparación:
Se lavan las berenjenas, se parten por mitad, se dejan en agua con sal durante media hora y se les saca la pulpa. Se asan las pechugas con un poco de sal y pimienta, luego se pican en trocitos. Con la cucharada de aceite de oliva, se sofríe la cebolla y la pulpa de las berenjenas, agregando un poco de agua para que se ablanden. Después se agrega el puré de tomate, se reduce ligeramente y se mezcla con las pechugas picadas. Se salpimenta. Se rellenan las berenjenas con el picadillo que se acaba de preparar. Se espolvorea con queso y se hornea por media hora.